Debido a la expansión de la pandemia del coronavirus (COVID-19) resulta casi imposible hablar de otro tema o pensar en otra cosa, puesto que en cualquier medio de comunicación, tanto tradicional como virtual, es el tema con mayor interés y mayor cobertura a nivel mundial. El miedo, la preocupación y el malestar emocional en general, debido a la incertidumbre y temor que causa la rapidez y facilidad con la que se propaga este virus, aumenta conforme pasan los días y la cuarentena preventiva persiste.
No es malo estar al pendiente de cada noticia que sale con respecto al tema pero no es muy recomendable estar constantemente pendiente de ello, sumado que, muchos de los canales que transmiten la información no suelen ser verídicos en su totalidad y solo aumenta la angustia e incertidumbre en cuanto al mismo.
Tanto el encierro por la cuarentena como el constante consumo de información, provocan que muchas personas entren en un estado de pánico, por la incertidumbre de no saber qué pasará después o cuándo terminará esta situación.
¿cómo mantener nuestro cuido emocional durante esta emergencia mundial?
Más de alguno estará experimentado problemas para poder gestionar las emociones de una manera apropiada, ante tanto cambio de un momento a otro; aunque parezca difícil es más que un hecho que debemos procurar mantener un buen control emocional, ya que este será un factor clave para poder superar esta situación de la mejor manera posible.
David Goleman, experto en el control emocional define a la inteligencia emocional como la capacidad que una persona posee para percibir, asimilar, comprender y saber regular sus propias emociones. Destaca también que debemos aprender a distinguir qué emociones nos afectan más en determinadas situaciones y cuales son los detonantes de los mismos.
Situándonos en la coyuntura actual, podemos identificar que el miedo ante el coronavirus sería el detonante de este temor que se acrecenta entre las personas.
Ya sabemos que pensar constantemente en el coronavirus no nos permite mantener una correcta regulación de nuestras emociones.
¿Cómo podemos dejar de pensar constantemente en el coronavirus?
Mercedes Bermejo, coordinadora de la Sección de Psicología Clínica del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, advierte que; “el coronavirus nos ha pillado en la era de la tecnología y las redes sociales y muchas de las informaciones que están llegando no están bien contrastadas ni proceden de fuentes rigurosas”, por ello la importancia de no estar tan al pendiente de cada noticia que surja en torno al coronavirus, puesto que no todas resultan salir de fuentes fidedignas y no provocan más que el incremento del miedo entre la población, siendo estos los causantes del pánico colectivo que se traduce en los saqueos masivos al interior de los supermercados y farmacias.
La especialista señala que; “diferentes técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación, el mindfulness y la autoconciencia. Esta última herramienta se centra en tomar conciencia de uno mismo, pensar más en el presente y buscar soluciones para el aquí y el ahora. También se puede aprovechar para hacer actividades placenteras o agradables para las que no se suele tener tiempo, como leer o ver una película”.
Los expertos recomiendo que esta crisis sanitaria que ha obligado a muchos a mantener el resguardo en sus casas, puede ser una oportunidad para fortalecer y estrechar más los lazos familiares, compartiendo juntos momentos de ocio a través de juegos de mesa, dinámicas, escuchar música juntos, ver alguna película, realizar manualidades o cualquier otra actividad que permita la convivencia entre los miembros de la familia.
Ciertamente esta pandemia nos va a afectar en diversos aspectos, sociales, económicos y políticos pero la forma en la que sobrellevemos esta crisis y como queremos recordar esta situación, dependerá mucho de como cada uno de nosotros gestione las emociones y se avoque a las redes de apoyo al alcance.
Tengamos siempre en cuenta las recomendaciones sanitarias: el distanciamiento social, cubrirnos al toser, buscar la pronta asesoría médica ante posibles síntomas y por supuesto lavarnos las manos con frecuencia; pero no le restemos importancia a nuestra salud emocional.